«Ynix, la llama que calcina hasta los mismísimos dioses… 

¿Podrá un simple mortal soportar su inmenso poder? 

Hija mía, la avaricia es la semilla de la ira. 

La llama que alimenta esa avaricia debe ser destruida. 

Solo entonces renacerá el paraíso perdido de los dragones».

El paraíso, 

un lugar tan inalcanzable que quizás nunca haya existido. 

Siguiendo las órdenes de una ominosa voz, 

deambulé sin descanso por el borde de un acantilado en un camino sin fin, 

recogiendo los huesos de mis hermanos y hermanas caídos. 

En este camino privado de color y vida, a veces pensaba en saltar de uno de los acantilados 

y surcar los cielos triunfante, pero… 

«Desplegar tus alas te llevará a la muerte 

hasta que no acabe el reinado de la tirana que gobierna los cielos». 

Una voz desconocida resonaba en mi cabeza, 

recitando esas funestas palabras. 

Unas alas encadenadas no son más que un peso muerto en la espalda. 

.

.

.

Durante mucho tiempo la garra de la tirana tuvo apresados a los dragones, 

hasta que una voz, cargada de vileza, resonó desde el final del camino: 

«Cread vuestro paraíso con mi cuerpo. 

Que mi muerte traiga la ruina a la Montaña Dorada». 

De repente, oí un agudo aullido y un rayo de luz perforó el final del  

camino como si se tratara de la pupila de un ojo. 

La apertura se dilató, su brillo aumentando a medida que se desmoronaba la barrera del final del camino. 

Alguien me estaba esperando con los brazos abiertos al otro lado. 

¿Era ella quién nos había traído hasta aquí? 

Mi corazón se aceleró, presa de una intensa emoción…

«Venid a mí, hijos de los dragones». 

El aire era denso y olía a la sangre que brotaba de sus mandíbulas desgarradas. 

Era la sangre de mi pueblo, mezclada con su resentimiento, odio y lágrimas. 

Los últimos recuerdos de mi pueblo estaban grabados en ese torrente de sangre. 

Cosas que nunca había visto, escuchado o experimentado, 

pero de alguna forma, había formado parte de todos ellos. 

«Soy Erethea, la séptima bruja del Monte Nieveterna. 

Decidme, ¿cuántos corazones ha atravesado el Poder del Olvido, 

que podría acabar hasta con el temor a esa a la que llamáis tirana?» 

Su aspecto era harapiento y tosía sangre, 

pero había regocijo en su áspera voz. 

«Venid. Arrancad mi corazón y devoradlo. 

Está endulzado con el odio de un sinfín de dragones caídos».

La risa de la bruja despertó el hambre en ellos. 

Nadie se preguntó porque eligió esta muerte. 

Todos comenzaron a saciar su sed de venganza. 

Todo se volvió un festín de dientes y tendones, 

pero cuando recobré el conocimiento, nos vimos reflejados en sus ojos vacíos. 

En mi boca tenía todavía el corazón con vida de la bruja. 

«Bien hecho, hija mía. Mi venganza… durará para siempre».

La bruja murió sin un solo grito, 

y su cuerpo sin vida parecía sonreírnos. 

¿Su rebeldía avivó nuestra furia? 

Mi corazón empezó a latir incontrolablemente. 

«Usa el poder de mi corazón para volar alto. 

Presenciaré la destrucción de la Montaña Dorada a través de tus ojos». 

Ahora el mandato que me impedía extender las alas había desaparecido. 

Las desplegué lentamente a medida que me acercaba al acantilado. 

Sentí el viento soplar a través de la deslumbrante luz. 

Sentía frustración, miedo y la tenue llamada del paraíso. 

«Que la Encarnación de Labreska sepa que ha llegado el fin de su era.

Lleva a la Montaña Dorada a su fin con el Poder del Olvido». 

Con los susurros en mi cabeza de aquel ser de alas negras y un solo ojo, 

caminé hasta el acantilado y desplegué mis alas. 

Por fin llegó el momento del salto al vacío que tantas veces había estado en mi mente. 

Los vientos de libertad al volar sobre el brillante cielo despertaron en mí una sed incesante.  

«Ven a mí. Vuela para sembrar el caos. El paraíso perdido de los dragones te espera». 

💬 Hemos desarrollado el enfoque del Despertar de la drakania en que pueda empuñar dos lanzas. Elegimos este tipo de arma ya que creemos que sería lo que más sentido tendría en relación con su concepto y su historia, además queríamos que los aventureros sintieran que estaban combatiendo con el poder de un dragón. 

Su estilo de combate se divide en dos tipos: «Sangre maléfica» y «Sangre draconiana». Puede cambiar libremente entre estos dos tipos de estilo de combate y los ataques dependerán del estado en que se encuentre. 

En el estado de «Sangre maléfica», la drakania lleva dos lanzas con las que puede desatar una avalancha de rápidos y ágiles ataques. Cuando lanzamos la drakania recibimos comentarios que aunque el concepto de la clase era bueno, la velocidad de sus ataques era lenta, por lo que algunos aventureros se sintieron decepcionados. Es por eso que queríamos ofrecer un estilo de combate más ágil con su Despertar. 

Por el contrario, el estado de «Sangre draconiana» se centra en su forma de dragón con poderes destructivos que son más lentos que su otro estado. En esta forma, la lanza de la mano izquierda de la drakania se transforma en un un gran cuerno y sus habilidades tienen un aspecto de dragón. 

A diferencia de las anteriores clases que hemos desarrolladores hasta ahora, empezamos a crear el Despertar de la drakania después de su Renacer. Ya que esta es una nueva dirección que hemos tomado y que muchos de vosotros esperabais con ansias la llegada del Despertar de la drakania, nos complace presentaros su Despertar. Esperamos que os guste. 
 
Muchas gracias.